La neuromodulación en estética facial es un término que se utiliza para describir el uso de sustancias o técnicas que afectan la actividad de los nervios y músculos de la cara con el objetivo de mejorar la apariencia facial, especialmente en relación con la reducción de arrugas y líneas de expresión. La neuromodulación se centra en la modificación temporal de la comunicación entre los nervios y los músculos para lograr un efecto estético deseado.
¿Te suena conocido? ¡Claro que sí! La técnica más comúnmente asociada con la neuromodulación en estética facial es el uso de la toxina botulínica tipo A (como el Botox), ésta se inyecta en áreas específicas de la cara para relajar temporalmente los músculos faciales y suavizar las arrugas y líneas de expresión.
Y ¿cuál es la novedad?
Las técnicas clásicas del uso del bótox consisten en aplicar pequeñas dosis de toxina botulínica en puntos específicos para paralizar los músculos faciales y así eliminar las arrugas. El resultado de dicha técnica no es natural, se nota y se ve raro.
Por su parte, la neuromodulación consiste en aplicar dosis más pequeñas en los puntos donde cada paciente lo necesita. Si pensamos que todos somos diferentes, tenemos músculos diferentes y expresiones propias, no tiene sentido tratar a todos de la misma manera.
Esto se logra conociendo la anatomía facial y sabiendo reconocer la ubicación y forma de cada músculo de expresión, así como también, el patrón de contracción muscular. Sumado a eso, hay que considerar qué expresiones nos gustan y cuales queremos atenuar.
En suma, no se trata simplemente de pinchar en los puntos que están descritos en los libros, se trata de diseñar un patrón que permita lograr resultados armónicos, que no alteren la expresión ni los gestos de cada persona.
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